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lunes, 12 de septiembre de 2011

El asombro

"O tal vez corra por esta nueva época
-atravesando este nuevo mundo sin caminos-
con mil estornudos brillantes y mil hierbas"

Clarice Lispector en Suite de la primavera suiza



Vuelve al hogar después de una agobiante jornada laboral full-time. La ciudad se aleja empañada por cierta neblina ocular de una congestión que se resiste a abandonarla. Pero lee. Entre pañuelos descartables, un saco y una mochila aparece un libro que sostiene con débiles fuerzas entre el cúmulo de pasajeros que se acomodan para subir al tren. A su lado una joven ojea una revista de moda y la curiosa lectora abandona su libro para contar mentalmente: "1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39...". La chica se detiene en cada una de esas páginas con publicidades de zapatos-carteras-vestimenta-zapatos-vestimenta-vestimenta-cartera-zapatos. Antes de terminar de contar llega el tren y entre empujones logra sentarse. Se sienta al lado de la chica de la revista, guarda el libro en la mochila y se recuesta tratando de mitigar el dolor de todo el cuerpo.

El tren avanza unos metros pero se detiene en el túnel de Miserere durante unos veinte minutos, los pasajeros se quejan. Algunos miran por la ventanilla y se percatan de que el tren está dando marcha atrás, se paran rumbo a los últimos vagones pensando que vuelve a la estación. Finalmente el tren se detiene y vuelve a avanzar. Entre estornudos se despierta, mira hacia afuera, se vuelve a dormir. Cuando están llegando a Villa Luro la despiertan unos gritos: "Un asiento por favor, un asiento para la señora que tiene un bebé". Y nuestra lectora-curiosa-resfriada se levanta dificultosamente con los ojos entreabiertos para que la señora que tiene un bebé se siente.

La chica de la revista mira con simpatía a la beba y le va mostrando las páginas mientras la mamá le relata: "perro, casa, auto, nena". La beba sonríe, mira a la madre, mira a la chica, mira a la revista, señala. El mundo de la nena se va configurando en tinta, algo se le revela en cada página y los ojos afiebrados también tienen su propia revelación, descubren que sí, al final la revista...

miércoles, 10 de junio de 2009

Vagabundo



Una mañana fría en Buenos Aires, en la radio anuncian ocho grados y seis de sensación térmica.
El joven encapuchado y encorvado camina con mucha dificultad por Avenida Corrientes, dobla en Callao y con un esfuerzo sobrehumano logra sentarse sobre una pila de papeles. Se sienta sobre sus pertenencias, ese es su living. Cierra sus ojos, logra dormirse, permanece así por unos cinco minutos hasta que el diarero le pide que se vaya, tiene que colgar unas revistas.
El joven se levanta despacio, el diarero lo mira, le hace señas para que se apure pero le cuesta, le cuesta tanto.
Una silla por un joven indigente, la ciudad también tiene su propia economía.