miércoles, 5 de diciembre de 2012

Dialogando con Roberto Arlt - Todas las calles


Un calor agobiante, ya lo sabemos. El pronóstico de la tele lo informa, el vecino nos lo dice: “Pucha qué calor, no se va más. Pero lo que mata es la humedad”; nosotros lo sentimos; en la radio anuncian 38 grados centígrados; el pronóstico lo vuelve a informar; otro vecino nos anuncia que “la ola de calor llegó para quedarse”; un transeúnte hablando por celular advierte que mejor andar con ropa cómoda y fresca. Lo sabemos y caminamos apresuradamente por la calle Florida. Sí, la misma Roberto:


“Hay mujeres que van todos los días a Florida. Digo todos los días, porque cada tres meses paso por allí y me encuentro a las mismas paseantes, con los mismos vestidos, la misma mirada, el mismo cansancio, igual paso, semejante rumbo. Grupos de tres, de cuatro, que al que va por primera vez le da la impresión de ser provincianas que están estudiando arquitectura y que para el que las ve todos los días, le dejan en el entendimiento una pregunta flotante: ¿Qué diablos vienen a buscar todos los días estas mocitas a la calle? Porque se explica un día, dos ¿pero todos los días: invierno, verano, otoño? Se necesita paciencia y plata, sobre todo plata, para atender al desgaste de material rodante quiero decir, de zapatos y medias.”

Roberto Arlt, Aguafuertes porteñas: Buenos Aires, vida cotidiana


Te  digo Roberto que ahora me resulta más difícil distinguir precisamente quiénes están en medio del tumulto que avanza a paso rápido. Intento buscar a las mujeres pero se me cruza un grupo de turistas, intento aminorar la marcha pero un hombre me golpea con un portafolios. Tengo que doblar por Avenida Corrientes, ¿cómo hago? Extiendo mi mano derecha y me siento automóvil sin luz de giro. Casi me llevo puesta a una mujer ¿será una de esas?

Roberto, está difícil detenerse en las vidrieras de Florida, ni mujeres ni hombres se animan a tamaña ventura. Corrés el riesgo de que te puteen con mil insultos diferentes que pueden incluir alusiones a la detención del paso, al impedimento de una marcha constante que reduce a dos minutos la llega tarde al trabajo o quizás a un tropezón por culpa de un movimiento no calculado.

Además, Roberto, muchos se quedaron sin la confitería Richmond, vos imagináte cuánta alma en pena de tu época anda deambulando por Florida. Los vivos, los muertos.




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