domingo, 25 de noviembre de 2012

Memorias

Alubias. El único nombre que se le cruzaba por la mente. Las imágenes en la pantalla le resultaban insuficientes para llenar ese vacío con plenitud lingüística.

Ahí estaba la que se autodenominaba su amiga mostrándole su muro en Facebook, mostrándole sus tweets. "Tuit" eso le sonaba a bebida o ruido de campo. "Tuit" iba rebotando en su cabeza con las frases que aparecían. La amiga se las leía con una entonación muy particular, como si recuperara el instante, el segundo, los minutos, en que fueron escritas: "No está muerto quien pelea, #FuerzaPedro, siempre en nuestros corazones". "Hoy me levanté con sueño pero me recibe este amanecer increíble". "Calor en Buenos Aires quiero mi pelopincho YAAAA". Ella la escuchaba pacientemente, trataba de recuperar algo de todo eso que ya no estaba ni que tenía ganas de que vuelva. Esa absoluta quietud la sumergía en un estado de paz absoluta que no se veía alterado ni en lo más mínimo por las insistentes intervenciones de la amiga.

Fotos y más fotos. Un asado con mucha gente alrededor. Muchas fiestas. Un perro lindo, muy lindo, que a medida que pasaban las fotos parecía que iba corriendo en la pantalla. Una mujer rubia de pelo largo que saludaba y estaba siempre contenta. Carteles de Feliz Navidad, Mi mejor amiga, Feliz Año Nuevo.  Algunos videos, música que le gustaba, música que le parecía horrible. La voz de una mujer que le daba muchas ganas de llorar y un título: De cara a la pared - Lhasa de Sela. Debe ser la melodía le dijo la amiga. Pero para ella venía de más adentro, acuático, entre frutillas como alubias. 

Una de las fotos quedó como tildada, no le llamó la atención, al contrario, la aburría.




De la Feria de Mataderos la foto. Poco importaba, seguía ahí y se iba a quedar unos cuantos minutos más hasta que la amiga reiniciara la máquina. La canción. Ahora la tarareaba mientras la amiga le preguntaba por la foto, insistía con que una señal del destino la había dejado ahí: ¿No te suena? Mirá además eso de color, que rico che, ¿no sería que ese día te querías comer todo eso dulce? Nada. 

La amiga se sentaría esa noche para escribir un nuevo tweet: "Otro día sin éxito. Te extraño amiga del alma. ¿Por dónde andarás?". Ella se quedaría dormida mirando televisión.

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