"Pero el origen del tango es siempre la calle.
Por eso, voy por la ciudad tratando de entrar
en su alma, imaginando en mi sensibilidad lo que
ese hombre o esa muchacha que pasan quisieran
escuchar, lo que cantarían en un momento feliz
o doloroso de sus vidas"
Enrique Santos Discépolo
Se dio una vuelta por Brasil, sintió y vivió como otra Virginia, padeció el hambre y la angustia. Continuaba el ritmo de beber a sorbos un té insípido y la medialuna fue angustia. Iba y venía, de la amplitud la confitería a esa casa vieja.
Pero nadie sabe muy bien, por eso la chica de la mesa de adelante trata de adivinar. Cuando las miradas se cruzan le dice que ella, quizás algo la salve, como a vos que seguís leyendo y te gusta, claro que se nota.
Pasa un barrendero. Más azúcar en el té. Le piden al mozo que les prepare una docena de medialunas para llevar. Para algunos no hay ningún bar y ya van a ser las nueve.
Las mañanas por la peatonal, los nenes que van a la escuela escondidos con bufanda-guantes-gorro-campera. Llegando a 9 de Julio un sonido desde un primer piso, música, sí, a todo volumen. Quizás un prostíbulo, un hombre totalmente borracho insiste en su melancolía mientras ellas se van.