jueves, 16 de junio de 2011

¿No te digo?

Se viven otras vidas, durante breves instantes se van adquiriendo capas de experiencia ajenas.

Una mujer en el colectivo cuenta que toda la familia es alcohólica, una hija es adicta a la cerveza.
Un joven en el tren se queja de que en el Facebook una amiga se desubicó: "No daba escribir ese comentario, me dejó como un tarado con todos los compañeros de trabajo, igual después borré todo lo que escribió, obvio...".
Mientras espera el tren una chica habla por teléfono: "Jodéme, ¿es que nadie le pone límites a esa chica?, necesita un NO rotundo, por ejemplo Ari la reta pero después termina aflojando, porque pobrecita, mirá esa carita que me pone te dice". Llega un hombre, se besan y ella le comenta: "¿A vos te parece? recién hablé con Juli, la nena de terror, resulta que se escapó de la escuela, la preceptora le pregunta por qué hizo eso, dice que la maestra la echó a la calle jejej, qué piba esa".

Llegar al barrio y sentir que un pie rompe una rama, ese crack es infancia con ramitas para el asado y después de comer llenar la parrilla de hojas para hacer fuego. Crack, crack. En otra vereda los nenes juegan a la escondida.

Cuánta falta de silencio. Usted, lector, quédese mirando la ventana, trate de escaparle a tanta queja de ciudad:


2 comentarios:

  1. Es así, se viven otras vidas. Se nos entrometen, ellas a nosotros. Hay que perder la vista a través de las ventanas y neutralizar los bocinazos. O, por qué no, en imágenes como la de esta entrada. Quiero saber qué es (¿el sol atravesando el agua?), o tal vez no lo quiera saber, solo quedarme mirando esa imagen...

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  2. ¡Hola SAL! Esa imagen es Puerto Madero desde adentro de un coche un día lluvioso.
    ¿Será que uno se puede escapar dentro de la ciudad? Entonces sí es sol atravesando el agua, lo poético está en la mirada.

    Saludos, buen finde

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