miércoles, 14 de marzo de 2012

Un mar

Ese día hacía calor, un típico día de calor. Podría decirse que no tenía nada diferente a cualquier otro con las chicharras cantando cada vez más fuerte y un sol húmedo que recordaba las lluvias de toda la semana. Juana tenía otro cierto de tipicidad que la llevaba a elegir el pantalón de color rojo y la blusa en tono contrastante. El cabello hacia atrás, bien tirante. La llave de gas cerrada, el regreso para comprobar que sí, que efectivamente no se la había olvidado abierta. Las dos vueltas de llave y la caminata a ritmo acompasado casi sin mirar a nadie.

Entre los vecinos ella no pasaba desaspercibida, tenía ciertas características que la distinguían del resto aunque claro, para cualquier chusma toda característica era digna de distinción. Pero ella tenía un defecto imperdonable: su silencio. Todos habían tratado de una forma u otra de comunicarse pero las palabras que recibían resultaban insuficientes. Nadie sabía su nombre, nadie sabía cómo era que había llegado al barrio, en lo que todos coincidían era que algo ocultaba. El Tito creía que había matado a algún tipo y lo había enterrado en el patio. La Elsa era menos trágica y le auguraba un futuro como vedette, de chica tapada pero con potencial artístico, se la imaginaba inventándose alguna historia en los programas de chimentos que religiosamente veía toda las tardes acompañada por mate y bizcochitos.

Mientras su destino se configuraba en esas voces ella avanzaba, siempre avanzaba hacia la costa. Cuando por fin llegó al río se detuvo frente a la orilla y los visitantes de la reserva ecológica presenciaron un fenómeno nunca antes visto, enormes olas aparecieron en cuestión de segundos. Las parejas que estaban besándose se soltaron alarmadas por el ruido. Los que tomaban mate se quedaron inmóviles suspendiendo momentáneamente el cebado. Hasta los nenes que jugaban a unos metros de la costa se quedaron quietos. Los que pasaban en bicicleta detuvieron la marcha. Ninguno de los espectadores podía resolver el nuevo enigma absortos como estaban por el río.


5 comentarios:

  1. Como siempre una joya. La magia de un lugar conocido por todos y desconocido por todos a la vez. La magia de un recorrido diferente y de una selva dentro de la selva de cemento. Gracias Vir por ponerle poesía a esa magia que yo no puedo describir. Un abrazo! Susan

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  2. Pintar con palabras, como dijera alguna vez Eduardo Galeano. Hermoso.

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  3. Muy bueno, no lo había leído!!!

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  4. Maravillosas imágenes. Buenos aires es una ciudad mágica, se las recomiendo a todos. Tiene mucha actividad para hacer y mucha oferta para los turistas. Los hoteles en buenos aires se adaptan tanto a los distintos niveles adquisitivos del turistas

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