viernes, 12 de agosto de 2011

La Richmond

"Yo, que veo, tengo también mi profundidad,
ya que estoy adosado a lo visible que veo y que sé
muy bien que me envuelve por detrás. El espesor
del cuerpo, lejos de rivalizar con el del mundo, es,
por el contrario, el único medio que tengo para ir
hasta el corazón de las cosas, convirtiéndome
en mundo y convirtiéndolas a ellas en carne"

"Lo visible y lo invisible", Maurice Merleau-Ponty





Decían que te ibas.

Temí.

Se van a llevar las mesas de madera, las cómodas sillas-sillón, el subsuelo masculino de jugadores de ajedrez, el techo con espejos y molduras en madera. Te fui descubriendo de a poco sorprendiéndome con cada nuevo espacio.

Reemplazarán las luminarias antiquísimas, la atmósfera suavizada con tonos ocre por esa luz tan impersonal de tubo. Y adiós demarcación espacial, minimalismo brillante con estantes de plástico. ¿Y el olor a café? se irá a cambio de zapatillas y vestimenta último modelo a precio dólar para los turistas que desfilan por la calle Florida.

La empresa se agazapará para devorarlo todo con la promesa de mantener la fachada intacta. Como la casa de comidas rápidas, dejaron la construcción exterior pero adentro todo fue correctamente estandarizado, homogeneizado.

Las estrías de la ciudad, las marcas que la madera se resiste a repeler. Opacidad de una visión que avanza dificultosamente, que encuentra en cada objeto una narración inconclusa contra un consumo instantáneo del veo-llevo-compro.

Ayer te declararon sitio histórico y hoy empiezo a temer un poco menos. Pienso en la confitería El Molino, mi insistencia en asomarme por la puerta entreabierta, la dominante de grises y los innumerables anuncios de salvataje. Pero día a día las puertas tapiadas, la suciedad de las paredes y la imposibilidad de recuperar lo que desconozco, esas antiguas voces silenciadas en una violenta omisión.

El lunes cuando pasé delante tuyo me quedé inmóvil, cambié de bar, traté de olvidarme, te reemplacé rápidamente.

Sin embargo persiste en mí cierta nostalgia.

No me gusta hablar tanto en primera persona pero es la primera persona la que se apoderó de mí para decirme lo importante que sos. Ya comienzo a extrañarte.

18 comentarios:

  1. si eso ocurre dudo que la reemplacemos.

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  2. hay viejos lucidos a los que el cuerpo les dice basta, eso me da la misma tristeza que los bares impecables a los que la economia les dice basta. Partidas dolorosas e inevitables(?).

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  3. ¿Cuántas partes de uno mismo que dan encerradas dentro de un bar? Esta pregunta es de difícil respuesta, sin embargo creo que uno se ve múltiples veces sentado en una mesa, con un humeante café por compañero y apuntes, resaltadores, libros, cuadernos… parte de nuestra vida como estudiantes se va en un café, tal vez los momentos más felices, aquellos de mayor luminosidad intelectual. Es una pena que cierren el café Richmond, con él cierran parte de ese pasado perdido que ya nunca volverá a ser.

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  4. Hola Virginia:

    Creo que los lugares antiguos de la Capital deben ser preservados. Tengo que decir que nunca entré al café, es decir, no lo conozco por dentro. Frecuento otros, pero nunca fui al Richmond.

    El otro día pasando frente al café un amigo hizo socarronamente la voz de un garca "tomando el té de las cinco", como una gracia.
    A veces no sé si algunos confunden las cosas, o las cosas confunden a algunos.

    En fin.
    Me gusta leer estas Crónicas.

    Como siempre, agregamos algo: le decimos "el" o "la" por convencionalismo.

    Saludos.
    Daniel.

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  5. Rochitas: Así es, espero que vuelva a ser la misma de siempre.

    SAL: Muy buena la comparación en estos tiempos de descarte. Evitables, muy evitables.

    Rodka: Yo estudié mucho en el bar que está en la esquina de la facultad (FFyL, UBA), arriba de la librería Gambito. Encima tengo memoria visual y recuerdo el momento en que memoricé cierta parte de un texto, la atmósfera, la luz del lugar. Concuerdo, los bares ayudan a luminosidad intelectual. Justo el sábado descubrí en un libro de Clarice Lispector un recuerdo de la Richmond esta semana algo voy a escribir. Gracias por pasar y por tan lindo comentario.

    Daniel: Lamentablemente no se preservan muchos lugares y me asusta que mi mirada se resigne a perderlos, retomando el comentario de SAL, como si fuera inevitable.
    jeje no sé por que le digo “la” quizás por confitería, además me gusta mucho eso de poner el artículo adelante del nombre propio, algo muy utilizado en el interior del país y que acá en Buenos Aires a algunos les puede sonar mal, vulgar.
    Yo la conocí gracias a mi papá que desde que era chica me enseñó a querer la ciudad. Él trabajó muchos años recorriendo estas calles así que siempre tiene algún lugar para recomendar. Para mí venir acá antes era una travesía, el pasaje del campo a la ciudad, si bien mi barrio no es para nada tranquilo hay una dinámica totalmente diferente.

    Saludos

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  6. ahora quiero que ya, me hable sobre ese cuento de Lispector que le menciona a Rodka.
    y cuenteme de su FFyL.

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  7. Buen día Rochitas justo estaba escribiendo un nuevo post sobre eso porque hoy me enteré que vaciaron la Richmond.
    Era una novela de Clarice, Un soplo de vida y leyéndola en la Richmond me inspiré para crear otro post de este blog (la foto es de otro bar):

    http://buenosairesencronicas.blogspot.com/2011/05/sabras-que.html

    jeje mi FFyL, terminé la Licenciatura en Letras el año pasado. Antes estudié cine pero volví a Puan. La verdad que hacer la carrera fue todo un placer, ahora estoy un poco alejada de todo pero con muchas ganas de volver a lo que me gusta, como verás en este blog el ámbito laboral en el que me desempeño es bastante complejo aunque también inspirador jeje.
    Ahora contáme vos, ¿también FFyL?
    Un abrazo y gracias por pasar

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  8. no, no no descifro tu actual lugar laboral...
    no, no puan, profesorado en letras nomás. Y mis tardes de estudio tienen que ver con el Moritz de Esmeralda y Paraguay.

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  9. Digamos que no es el mejor.
    Casi colegas entonces, yo no hice las didácticas aún para ser profesora. No lo conocía a ese bar, habrá que seguir conociendo bares, los que sobrevivan...

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  10. Ah bue, somos todos de FFyL.
    Pero la pedagodía no fue lo mío nunca.
    Tengo cátedra de "Introducción a la Filosofía I y II".
    Una abuela mía también es de Puán (por ahí nació Eva Duarte).

    ...o colegas o parientes...

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  11. I love this kind of cafe, I will never be a writer but I love the history and the ambience. I think it is very wrong that the inside has been ripped out, this kind of thing happens here in England too.

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  12. This was the absolute favourite place in BA on my all too brief visit in 2004.

    Gutted by the drive to push the products of Chinese slave labour.

    NIKE should be ashamed!

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  13. Paul: I also love this kind of cafe, here in Buenos Aires we have Las Violetas, El Tortoni and some others. But Richmond must be preserved. Thank you for visiting the blog.

    adrian flude: I abolsute agree with you and NIKE should also return things that were inside: waiters belongings, furniture. This seems to be a robbery of the historical heritage of the city.

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  14. If someone at Nike had any brains - they would have found a way to keep the Cafe and integrate (added) a Nike sales area (in the corner perhaps?).

    Maybe that model would have worked better if the addition was a bookstore, or something more inline with coffee and conversation.

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  15. Thank you for your comment Carol. I do not think Nike can do something to preserve the coffee considering that they took the antique chairs, emptied inside.
    An example here in Buenos Aires is a former theater, now a library: http://es.wikipedia.org/wiki/El_Ateneo_Grand_Splendid. I love books, but I dont think it's a good way to brought out seats and put shelves in replacement. Many tango singers and musicians played there, for example, Carlos Gardel.
    Future generations (including me) can only go to buy books, but we don´t have the opportunity to asist to see a play or a concert.

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  16. En varias visitas a Bs As siempre me gustaba la confitería Richmond, como también la Ideal y, sobretodo, el café Tortoni. Pero hace 12 años que no voy. Que cese de existir la Richmond ya es lamentable, un motivo para no volver. Pero ¿qué pasa con el Tortoni, o la Ideal? ¿Para cuánto tiempo pueden seguir aún? Según sus sitios web, prosperan, pero igual lo dice el sitio web de la Richmond, así que una presencia virtual no significa una presencia real. Usted Mª Victoria, como porteña, a ver qué piensa. ¿Se salvará alguna de esas confiterías históricas, sí o no?
    Tim Oxton, Colchester, Reino Unido

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  17. Tim: Muchas gracias por tu comentario.
    El café Tortoni está muy bien, hay muchísimos turistas, hay que esperar varios minutos para entrar. Por la Ideal casualmente pasé la semana pasada, había paro de subtes y tuve que caminar bastante así que de casualidad (por que soy despistada y me pierdo)la vi, estaba bastante bien y se organizan clases de tango, algo de muy moda por suerte en estos tiempos. Yo creo que la Ideal, El Tortoni y la Confitería las Violetas han sobrevivido gracias a que se adaptaron a los cambios, lograron mantenerse fiel a su estilo antiguo pero a la vez buscaron formas de actualizarse.
    Debo reconocer que la Richmond estaba muy caída últimamente: poca gente, precios no muy accesibles. Considerando la ubicación en plena calle Florida se podría haber integrado a circuitos turísticos. También podría haber incluido shows musicales. Otro buen ejemplo es "El gato negro" (http://www.buenostours.com/el-gato-negro) que estuvo cerrada pero reabrió. Además de ser un café muy hermoso comercializa especias y productos propios. Ahora hicieron un show los sábados y abrieron el piso de arriba que estaba cerrado.
    Pero siento que para la Richmond es un poco tarde ya que la están vaciando, destruyendo todo lo que hay adentro.
    Ojalá esté abierta (sobreviva) cuando vuelvas a Buenos Aires. A mí me queda la nostalgia y la amargura de pasar por la puerta y ver como la van destruyendo poco a poco.

    Saludos

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