lunes, 4 de julio de 2011

Bienvenidos

1.

Desde las ventanilla los vi, ellos dos, solitos de la mano.
Liniers, llegando a la estación, por Rivadavia.
Era un pasaje con casas antiguas, ellos salían, creo que salían. El colectivo pasó rápido, otorgándome una mirada panorámica que se fundía con los locales comerciales, botas y zapatos de oferta. Ellos se escurrieron hasta al fondo y se animaron a quererse. Esa noche la vecina de ochenta años levantó despacio la persiana y los vio, las encías le dolían y con un dedo las recorría con insistencia, la sangre la asqueaba. Pero se quedó paradita contemplándolos, el tiempo no le atacaba las articulaciones porque miraba y miraba.
Cuando lo conocí al Tito yo era más chica, tendría unos once años o doce, sí, quizás doce. El pueblito quedaba en la montaña, él se enamoró de mis piernas, yo tenía unas piernas hermosas, en esa época andábamos con pollera, siempre, las mujeres de pollera. Un día él me saludó y así fuimos hablando, de ahí no nos separamos más, cuánto lo quería yo, hasta que se me fue, se quedó durito mirando la tele, culpa del partido.
El pasaje se impuso, persistió hasta ahora con el sol del mediodía y la gente que avanza hasta llegar al banco. Me persigue.


2.

Les gusta deambular por San Telmo, perderse un poco en las calles, ir y venir, meterse en algún anticuario, descubrir el collar más hermoso que jamás haya visto y jamás podrá comprar. Hasta ahí, refrenar las ganas de entrar, el límite se impone tímido, dejando un espacio para que se tienten, avancen y descubran que





Volver a escuchar al maestro: http://tinyurl.com/6j2bevu


4 comentarios:

  1. Qué bonito señorita! me gustó todo, compro ya!

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  2. Que bueno que le gustó amiga, con la compra se lleva un Cabsha.

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  3. Acaso San Telmo sea el lugar que mejor representa la posibilidad de redescubrir cosas nunca antes imaginadas. Todo puede ocurrir por las hermosas calles de Defensa. Es un barrio que aun guarda intacto el misticismo de los años nostálgicos de Buenos Aires.
    Su plaza principal es la Dorrego, un fusilado. A pocos metros de la misma se encuentra una antigua cárcel, donde paso sus últimos momentos el anarquista italiano Severino Di Giovanni, otro fusilado.
    Las estrechas callejuelas son tremendamente parecidas al barrio latino de Paris, tanto que si uno cierra los ojos un día de otoño y piensa en Rayuela, recuerda el olor del café recién molido, es transportado por carácter transitivo hacia las tierras galas.
    Las casas chorizo, arquitectura clásica habitada por los migrantes externos e internos es una fachada clásica que nos advierte la presencia marcada de una parte olvidada de nuestra historia.
    Gracias por contar historias mínimas de voces no siempre escuchadas.

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  4. ¡Gracias Rodka! Me encantaron tus palabras y descubrí cosas que no sabía.
    No conozco el barrio latino de París pero ya me pongo a buscar imágenes.

    Saludos

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