martes, 28 de diciembre de 2010

Verano


El ruido de las chicharras y ese calor insoportable que se podía combatir con licuados de banana. Afuera la pelopincho emanaba el olor a plástico caliente y por los mosaicos se escurrían los charcos de agua. Acostados en la cama veíamos la luz escurriéndose por la persiana y las aspas del ventilador de techo que se movían peligrosamente. Sabíamos que afuera nos esperaba la pileta pero nos asustaban diciéndonos: “si no se duermen viene el hombre de la bolsa” y “tienen que hacer la digestión porque si se meten les agarra un calambre y se mueren”.

Y nunca nos dormíamos, contábamos historias, inventábamos cuentos y nos reíamos silenciosamente para no despertar sospechas de los mayores. No sabíamos qué día era porque el verano era eso, el disfrute infinito que solo se alteraba cuando llovía y veíamos desde adentro de la casa el agua cayendo en la pileta. Una vez que el sol volvía y el agua no estaba muy fría recomenzábamos el ritual del zambullido: ¿bomba o cabeza? ¡Lo que más salpique!

El momento más triste llegaba cuando había que vaciarla y veíamos cómo la manguera vertía lentamente el agua que además estaría fría, casi congelada. Y entonces nos escapábamos de la cama pero para ir a jugar con los chicos del barrio, tocábamos el timbre y salíamos corriendo (el famoso “rin raje”). También andábamos en la bicicleta, jugábamos carreras y cuando era la hora de despertarse volvíamos a meternos en la cama porque ni bien la abuela terminaba de ver la novela o el programa Yo me quiero casar, ¿y usted? se iba directo a despertarnos para que tomáramos el licuado.

Caminando por las calles de la ciudad me pregunto ¿dónde están los chicos? ¿a quién le tocan el timbre? ¿habrá alguna pelopincho en las terrazas? Cuando paso debajo de un local de ropa un chorro de agua me inunda la cabeza pero yo prefiero el agua de la pile…

8 comentarios:

  1. son otros tiempos, de más reclusión, pero todavía se puede ver algunos chicos por ahí, o escuchar, cuando se camina un barrio despoblado por el calor, las risas cercanas... es cierto, parecen muchas menos. Me hiciste volver unos años atrás y revivir esas tardes de siestas evadidas.

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  2. La siesta... yo remaba en casitas y armaba tremendos catering de hojas y ciruelas podridas.
    Hoy vi la alegría: tirarse una palangana de agua encima. También vi que casilla por medio hay una pelopincho llena. Todo un derecho para esta calor. Es el Splash

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  3. SAL: Que bueno el flashback, me alegro. Será cuestión de agudizar la mirada y buscar a esos niños.

    Amiga amema: Es verdad, las hojas, yo jugaba a que eran las cartas de algún concurso de la tele. ¿No será que tenés que tocar el timbre y testear esa pelopincho?

    Besos

    Feliz año para ambos que enriquecieron con sus comentarios este blog.

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  4. por favor diganme consejos para soportar el verano en bs as! yosoy una persona que espera todo el año las vacas, amo irme afuera
    pero bueno este año me fui a vivir sola, y esto de pagar por mes el alquiler temporario en palermo no me dejo mucho resto para irme de vacas afuera..... tal vez pueda hacerme una escapada en semana santa, veremos..
    cuestion que no se, por favor consejos para no deprimirme!???!

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  5. Jessica: Otra vez haciendo publicidad, más respeto por los Bloggers que hacemos esto con mucha onda, si querés publicidad pagá una pauta. Fea la actitud.

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  6. María Virginia: Leí tu post y tuve que hacer fuerza para no llorar tan temprano. Mis 3 hermanos y yo crecimos en un pueblo de Mendoza y disfrutamos de todos los detalles que describís. Mi abuela se apasionaba con "Yo me quiero casar, ¿y usted?". Nos hacía hacer silencio en el momento que Roberto Galán anunciaba si se había formado una pareja...¡y qué desilusión cuando eso no sucedía! Una belleza tu post, no dejes de escribir.

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  7. Genial! Llegue al blog a través de otro Blog, http://unpocodepoetayotrodeloca.blogspot.com/ que es de mi hermana.

    Cada linea de este relato es calco de mis veranos de chico en Mendoza, pero mal ehhhh!!!!

    Saludos!

    Ignacio

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  8. Alejandra: Muchas gracias por tan lindo comentario, me puso muy contenta saber que pude transmitir un poquito de mi infancia, que es también la tuya. Jeje ¡que programón! y que divina tu abuela, yo mucho no me acuerdo de las reacciones de la mía.
    Claro, no dejo de escribir, esto ya es parte de mi vida, me resulta difícil concebirla sin la escritura. Saludos!

    Ignacio: ¡Muchas gracias! Qué lindo vivir en Mendoza, tengo un amiga que está en Godoy Cruz.

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