sábado, 14 de agosto de 2010

El circo

Para llegar a Capital con ese colectivo hay que atravesar el barrio de Ciudadela, no hay otra alternativa. En un principio los habitantes de otros barrios se resistieron ya que el cambio de recorrido de la línea implicaba una demora en el viaje. Pero hay algo que fue paulatinamente cautivando a los viajantes, una especie de transición traumática de la provincia a la ciudad. Una de las principales causas era la salida del sol, la posibilidad de ver el amanecer colándose por las calles, transformando minuto a minuto la visión.

Hay un lugar particular en la plaza de Ciudadela que da cuenta del mencionado fenómeno. Emplazadas al lado de la autopista del oeste aparecen dos carpas recortadas por las ramas de los árboles y los reflejos del sol. Mientras que en la ciudad los edificios obstaculizan el paso de la luz y están dotados de una permanencia casi absoluta, el circo con sus reducidas dimensiones muestra el vértigo de lo perecedero.



6 comentarios:

  1. El amanecer tiene una fuerza impactante, y una magia inexplicable.
    Es una de las cosas que salgo a buscar cuando huyo de la ciudad, y me agarra la abstinencia de horizonte.

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  2. Hola Virginia:

    Parece un pequeño milagro: un colectivo lleno en pleno recorrido, un amanecer y un circo.

    Un pequeño momento, capáz que la vida te lleva por delante después.

    Impecable como siempre.

    Saludos.
    D.

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  3. un verdadero circo horizontal. Lindo todo, como siempre.

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  4. Agustín: Me encantaron sus palabras, gracias y a seguir disfrutando de la magia solar.
    Crónicas: Muchas gracias y a tratar de que la vida no nos lleve tan por delante.
    SAL: jejej Gracias.

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  5. SUS CRONICAS BUSCAN Y CASI LOGRAN RECUPERAR EL AMOR POR ESTA CITY. UN MERITO DE SU PARTE INDAJETIVABLE...

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