domingo, 17 de mayo de 2009

Ladrón



Desde provincia: tomar el colectivo, viajar hasta Carabobo y de ahí el subte.
El colectivo tarda unos rigurosos cuarenta minutos que no representarían un problema. Pero esta vez tenía que leer varios textos para la facultad entonces comencé con la estrategia “voy por mi asiento”. Me acerqué a la puerta de atrás y me dispuse casi al lado de los cinco asientos traseros. Un hombre de traje me aplastó, se puso detrás mío y, justo cuando una mujer se levantó, aprovechó para sentarse. El señor de traje recién había tomado el colectivo, yo hacía media hora que estaba parada y con una mochila muy pesada. Enojada, apoyé la mochila en el piso y comencé a sacar la pila de apuntes que tenía que leer: “Wakefield ” y la crítica de Borges, entre otros. Además estaba con una fuerte gripe as así que mi mano iba y venía sacando pañuelos descartables de la mochila. Miré al hombre insistentemente, él me miró incómodo por unos instantes pero no se inmutó, era inamovible.
Continué leyendo parada pero algo me sorprendió gratamente, escuchaba “What a wonderful world” en la voz de Louis Armstrong. La aparente felicidad duró poco cuando observé de donde provenía el sonido… era el timbre de llamada del señor ladrón de asientos. Ahí lo volví a mirar, indignada y él se apuró a atenderlo, sus dedos no llegaban a abrirlo, el tema continuaba sonando “I see them bloom..... for me and you”.
Una banda de sonido oportunamente inadecuada.

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