miércoles, 8 de mayo de 2013

Las que miran



Una ventana con alguien parado. La velocidad del tren Sarmiento le permitió distinguir y seleccionar esa imagen. Una ventana con figura humana apenas visible, sombreada, que puede estar mirando para afuera, fumando un pucho, tomándose un aperitivo. La eligió y la retuvo. La asoció con la necesidad de concretar la escritura postergada.
Volvió al hogar bonaerense en otro medio de transporte y por la noche leyó. Una novela de dislocación, que  se focaliza en el intersticio, en la crítica de lo aparentemente inobjetable. 
"Selva Almada" escuchó decir en un curso, "Lean su novela El viento que arrasa, se las recomiendo". Y ese nombre anduvo dando vueltas hasta que se concretó en adquisición y lectura. 
La lectura reaparece intermitente en noches de insomnio y cansancio acumulado. Una hoja suelta le permite anotar sus percepciones, detecta quiebres continuos. El texto se transforma llenándose de cicatrices. Los personajes están agrietados, avanzan ocultando algo puede volver, siempre. 
Como las ventanas.

"Sobre una callecita arbolada de Flores, a pocas cuadras de la vía, vive Selva Almada. Escribe bajo la ventana sobre una mesa antigua de madera oscura que contrasta con su netbook blanca. Detrás de la cortina se dibujan los árboles de la calle. La casa es antigua y fresca. Bien se podría estar en Villa Elisa, el pueblo de Entre Ríos donde nació."
Suplemento Radar de Página 12
Domingo 28 de Abril de 2013

2 comentarios:

  1. Tentador gancho para conocer ese viento arrasador de una selva con alma. Aprovecho y paso un aviso, La Petit Colon reabrió (bastante pretenciosa), sería una buena excusa para compartir un café, algún rato próximo. Seguís transitando esa zona?

    ResponderEliminar
  2. Holas si, ando los lunes por allí, tendríamos que armar la reunión Blogger. ¿Sabés algo de Agustín?

    Saludos

    ResponderEliminar