miércoles, 26 de septiembre de 2012

La vida

Ni bien se subieron al colectivo comenzaron a escuchar la elevada voz del pasajero del primer asiento. A su lado una mujer permanecía inmóvil, siempre mirando para adelante. Detrás de ellos, por el contrario, una familiaridad espontánea esbozaba conclusiones acerca de la situación que se les ofrecía ese sábado por la noche.

Flavia, ¿esto no da para más? decímelo decímelo, pero decímelo de una vez. ¿Me escuchás? ¡Te estoy hablando! Decíme, decímelo. Qué manera de apretar vos y yo eh... No te podés quejar te di todo, todo, todo este cuerpito ardiente.

Los pasajeros empiezan a reírse. Comienzan a mirarse unos con otros, comentan. El pasajero no parece percibir el murmullo de voces a su alrededor.

—¿Será verdad que habla con la mina?
Para mí que está loco el tipo...
Fijáte el celular, ¿no estará apagado?

Flaviaaaaaaa, ¿me oís? ¿Flavia? ¡Ahhhhhhhhh estás con tu macho? ¿estás ahí con tu macho no? ¿Para qué te llamo entonces? ¿Por qué me contestás?

—Que le corte de una vez Flavia por favor.
—Debe ser re fea esa mina.

Suena el celular y los pasajeros redoblan el murmullo.

—A que la atiende, siiiii.
—¿Para qué lo llamó?

Flavia, ¿qué querés? ya fue, ya fue, dejálo así. Ya está. Mirá, vos quedáte con tu macho, que él te lleve a pasear, que él te compre cosas, que él haga todo ahora a mí, a mí ¡¡¡¡DEJÁME DE ROMPER LAS PELOTASSSS!!!!

El colectivero marca un boleto de 1,10 y aprovecha para mirar al pasajero. La pasajera de al lado sigue inmóvil mientras a su alrededor nadie puede contener la tentación. A medida que fueron subiendo y bajando adquirieron su propia parte de la historia. Algunos se resistían a bajarse antes de ver si Flavia volvía a llamar. 

Otro colectivo comenzaba a balancearse al ritmo de los cánticos y saltos de la hinchada de Independiente. La unidad avanzaba en un de microclima acústico que apenas permitía un intercambio entre pasajeros. Algunos, indignados, pedían mayor responsabilidad del chofer que podría haber impedido el ingreso. Otros se apretaban los auriculares tratando de escuchar sus canciones favoritas. En medio de la hinchada y con una botella rellena de vino en mano una chica atiende su celular.



7 comentarios:

  1. Que linea de colectivo era? no sabia que venia con entretenimiento de abordo! muy bizarro y al mismo tiempo muy natural. La historia de Flavia y de remate la hinchada de Independiente, todo en el trayecto de un viaje en colectivo

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    1. En realidad fue una combinación de dos días distintos, en mi mente se juntaron para armar la historia. El colectivo de la charla por celular era el 85 y el de la hinchada el 1 (Iban a la cancha de Vélez en Liniers).
      Saludos y gracias por pasar

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  2. Genial. La realidad siempre no da esa dosis de ficción que tan bien nos cae.

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    1. ¡Muchas gracias! :-) Así es, me gusta lo que decís, se trata efectivamente de que ambas esferas se confundan y nos atrapen en una nueva historia. Saludos

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  3. mbueno lo suyo, querida. Son fragmentos de historia que de no ser rescatadas se perderían para siempre.

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  4. Hola José María, muchas gracias por pasar, ahora veo tu blog.

    Saludos

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