miércoles, 17 de noviembre de 2010

Te vi



Después de una jornada laboral frente a una pared y una computadora sale a la calle. Se encuentra con lo de siempre: las palomas sobre el cable de la calle Lavalle, el sol entre los edificios y un poco de viento. Las pupilas, a pesar de estar acostumbradas, se adaptan con dificultad al cambio de luz natural.

En una esquina algo le llama la atención, son plantas fucsias, rojas, verdes, blancas. Sigue observando y descubre una prolongación de los colores pero en una manta, un niño allí adentro con una pequeña cara que se asoma y la madre abrazándolo. Ambos están en una quietud total, contemplativos. Ella no resiste la tentación de capturar la imagen así que saca el celular pero encuadra de forma rápida y desprolija. La mujer ahora descubre la mano que apunta y esa mirada atenta.

Ya en la computadora, con las fotos en tamaño grande ve que la imagen es pura ausencia. La mujer y el niño lograron mantener ese instante privado y único, pero también la fotógrafa lo retiene en su memoria como la presencia absoluta de lo irrepetible, único y maravilloso, el más puro instante.




3 comentarios:

  1. así, sin más... se levantó y se fue!
    hermosa historia!!! como para pensar en las capturas de imágenes y de almas.

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  2. muy lindo Vir, tan lindo como ese momento de quietud en el que el abrazo nos funde con el cuerpo chiquito de un hijo.

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  3. Gracias Agustín! Y bueno a veces me animo a sacar la foto pero otras me cuesta un poco más como en esta ocasión

    un abrazo

    SAL: Si, hermoso momento, una paz increíble.

    Saludos

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