viernes, 26 de noviembre de 2010

Cartonero



Es imposible salir de un local de libros usados sin un ejemplar pero esta vez fue otra cosa, algo mucho más irresistible.

Un hombre le muestra al librero unas láminas llenas de fotos, al parecer son unas producciones publicitarias de las décadas del 60 y el 70. El fotógrafo anotó en cada lámina la película que utilizó y varios detalles, algunos un tanto ilegibles. En algunas aparecen luces y sombras construyendo cuerpos, parecen ensayos artísticos. El librero le dice que no le puede dar el dinero suficiente, que le recomendará gente que sí podrá pagarle lo que valen.

¿Quién pudo tirar algo así? Ante la pregunta el hombre hace una mueca y contesta que no sabe, que quizás algún familiar. Su rostro manifiesta cansancio, insomnio y por sus ojos entrecerrados se observan todas las veredas, todas las calles, días y noches. Entre sus manos tiene un tesoro pero aún mantiene intactas las ganas irresistibles de poder comer esta noche.

3 comentarios:

  1. Sin quererlo, tirar cosas es también darles una nueva vida, y mucho mejor en este caso no?
    Muy bella crónica!

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  2. Muy buena crónica Vir, la de en tesoro realizable en otro momento, y las animales ganas de comer diciendo presente; pero a la vez, la del olor de las librerías de usados; y también de cartoneros y grafiteros.

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  3. Gracias amiga amema

    SAL: Si, muy buena apreciación. También me interesaba mostrar cómo algo sumamente valioso (incluso valorado por él) tenía que ser vendido. Como que a ese hombre también le pesaba la tristeza por tender que venderlo.
    El graffiti está sobre calle Rivadavia casi esquina Rodríguez Peña.

    saludos!

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