
Es imposible salir de un local de libros usados sin un ejemplar pero esta vez fue otra cosa, algo mucho más irresistible.
Un hombre le muestra al librero unas láminas llenas de fotos, al parecer son unas producciones publicitarias de las décadas del 60 y el 70. El fotógrafo anotó en cada lámina la película que utilizó y varios detalles, algunos un tanto ilegibles. En algunas aparecen luces y sombras construyendo cuerpos, parecen ensayos artísticos. El librero le dice que no le puede dar el dinero suficiente, que le recomendará gente que sí podrá pagarle lo que valen.
¿Quién pudo tirar algo así? Ante la pregunta el hombre hace una mueca y contesta que no sabe, que quizás algún familiar. Su rostro manifiesta cansancio, insomnio y por sus ojos entrecerrados se observan todas las veredas, todas las calles, días y noches. Entre sus manos tiene un tesoro pero aún mantiene intactas las ganas irresistibles de poder comer esta noche.