martes, 26 de octubre de 2010

Mediaciones

"Aquí las relaciones fascinan, la palabra alimenta y colma,
como el súbito develamiento de una verdad; es decir
que esta verdad es de orden poético, es sólo decir que
la Palabra poética nunca puede ser falsa porque es total;
brilla con una infinita libertad y se apresta a irradiar
hacia miles de relaciones inciertas y posibles"

Roland Barthes, "El Grado cero de la escritura"



Todo eso estaba ahí y fue el gran Doisneau el que lo descubrió. Sesenta años después, en un café con atmósfera parisina de Buenos Aires ellos se divierten con las caras de asombro de los que observan el cuadro. Una cámara que reguló la entrada de luz, el obturador que se cerró, párpados.


La densidad del blanco y negro contrasta con los colores de la ambientación pero persisten en la regresión temporal.


Nos fuimos a París, lo sé, y si cerrás los ojos después de cruzar Rivadavia también vas a ver el mar…


Cada uno guarda sus propias imágenes pero algunos quizás las olviden y vuelvan a caminar por la misma ciudad, a resguardo de cualquier peligro desestabilizador. El mismo subte, el mismo café, la misma noche.


Y esta escritura que se resiste a la inmutabilidad, se retroalimenta, más tarde será recuerdo.

5 comentarios:

  1. Hola Virginia:

    Doisneau... conozco un lugar en los que lucen cuadros de sus fotos. Iba a postear sobre ese lugar.
    Un maravilloso arte, por un extraordinario artista. Tengo una réplica de un músico bajo la lluvia, guareciendo con su paraguas un contrabajo.

    Pero algo me confunde: Chez Pauline era una casa de infusiones y no había cafés.

    Tal vez estoy equivocado.
    Aunque ya no importa, las cosas cambian de una manera que parecen inmutables.

    Saludos.
    D

    ResponderEliminar
  2. Ma. de los Angeles.27 de octubre de 2010, 18:51

    sí, parecen inmutables.

    Angie

    ResponderEliminar
  3. Aún siento que Buenos Aires tiene olor a París, a esa del S. XIX, a esa que sólo la conocemos por fotos.. Pero el olor está.
    No se porque.

    Vaya inmutabilidad..

    Saludos desde el cosmos!

    ResponderEliminar
  4. Crónicas: Efectivamente, Chez Pauline es una casa de té pero cuando escribí lo del café expandí la experiencia a la ciudad, es como que mentalmente me fui del allí.

    Claro, conozco esa foto y también hay otro fotógrafo que hace poco descubrí y me encanta, Brassaï.

    Saludos!

    Angie: Mucho gusto y gracias por pasar

    SAL: jejeje está muy bien

    Morwen: Que bueno que la ciudad aún pueda conservar esa atmósfera lástima que muchas casas antiguas van desapareciendo.

    PD: Quiero que vuelva la confitería El molino de Callao y Rivadavia, nunca la pude conocer y no puedo creer que esté ahí cerrada, me da mucha tristeza. Y tendré que escribir algo al respecto.
    Saludos!

    ResponderEliminar