lunes, 6 de septiembre de 2010

Los chicos de adelante

Después de una semana de sudestada Buenos Aires amanece lluviosa. El sábado parece destinado a la paleta cromática de grises que predominó durante toda la semana. Horas más tarde sale el sol y el abrupto cambio climático presupone en los noticieros un éxodo masivo hacia lugares públicos. Sin embargo, una gran cantidad de personas aguarda sobre avenida Rivadavia para entrar al cine Espacio INCAA Km 0.


Un hombre y una mujer de unos sesenta años aguardan pacientemente en la fila hasta que se aparecen tres jóvenes de aproximadamente once o doce años. Uno de ellos les pide que los dejen pasar porque se les hace tarde y no van a llegar a la función, otro comienza a narrar el trailer de la película que vio en You Tube: “Uno está rompiendo una pared y está dele hacer ruido, cuando se asoma al agujero que dejó el vecino de en frente le dice ´Ey, vos, ¿qué estás haciendo?´ y el otro le responde `Ante todo, buenos días´ jejejeje es genial”. Cuando los jóvenes llegan a la boletería les advierten que : “La película es apta para mayor de 13 años”, pero el matrimonio de atrás intercede: “Todo bien, no se preocupe, los chicos vienen con nosotros”.


La situación es percibida por un viejo cinéfilo que inmediatamente recuerda situaciones de su adolescencia, cuando se colaba para ver a la Coca Sarli o iba al cine con algún familiar que le tapaba los ojos en alguna escena “subida de tono”. Y se ríe para sí, disfruta del adorable anacronismo que acaba de presenciar.


Bonus track


Breve crítica de El hombre de al lado película argentina dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat. Protagonizada por Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz.


Hay vecinos detestables, hay vecinos insoportables, de esos que uno preferiría no tener, pero ¿quién es detestable para quién? Estamos tan acostumbrados a percibir el mundo en términos maniqueos a través del discurso habitual (ya sea periodístico, político, artístico o en situaciones de la vida cotidiana) que resulta interesante apreciar la enorme gama de posibilidades que se abre en el intersticio de dos posiciones en apariencia irreconciliables.


Este film tiene precisamente el mérito de trastocarlo todo, de inestabilizar la significación. Las relaciones humanas, los sentimientos, el arte, la comunicación, nada va quedando en pie y aquellos vecinos en apariencia enemigos comienzan a tener mucho más en común de lo que creían. Lo que uno que critica al otro termina explotando con toda su fuerza en sí mismo, porque la miserias ajenas se vuelven tan notorias y evidentes, como ajenas e invisibles las propias… Si el vecino de en frente es explícitamente bruto y violento, la aparente calma de la propia casa también demuestra tener su propia violencia callada, que corroe lentamente.


Esta película entretiene y deja contento a los espectadores, pero también puede perturbarlos, y es una perturbación que se celebra ya que demuestra el enorme potencial de estos dos realizadores.

2 comentarios:

  1. Bajo los tablones de la cancha de Ferro, de bastante chico tuve que autgestionarme una adopción similar a la que contas, lo hicieron de mala gana, pero entré al partido. Creo que fue otro 0-0. Genial la crónica, tenía ganas de verla, pero después de tus líneas es seguro que iré. Un beso.

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  2. Hola SAL! Gracias por pasar y por la anécdota. No sabe la de recuerdos que me trajo. Yo de chica iba a Ferro a jugar al handball, me bajaba del tren Sarmiento y para llegar a horario salía corriendo por la calle empedrada con un olor fuertísimo a maíz creo, porque estaba la fábrica Molinos.
    Uy, ya me dieron ganas de escribir una crónica al respecto jeje.
    Después me cuenta que le pareció la peli.

    saludos!

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