lunes, 18 de enero de 2010

La playa

No se quiere ir, se resiste a abandonarlo. Se acostumbró al ruido, a los horarios, al aplastamiento en los medios de transporte, al acompañamiento temporal de los demás peatones.
Por la noche tomará el ómnibus. Los ojos se abrirán para descubrir la oscuridad total apenas iluminada por algunos autos que vienen de frente y por los celulares de los pasajeros.
En el cubículo amanece y detrás de las ventanas comienzan a formarse las imágenes.
Después el silencio.



La inmensidad de un espacio sin tantos signos, ¿por qué crearlos?

Quietud.

No recuerda nada, todo es mar.




3 comentarios:

  1. Parece que alguien tuvo unas lindas vacaciones. Genial, genial. Amo la playa, a veces, por lo pronto lo mío es staycation!

    =)
    Saludosss

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  2. Me recuerda el sufrimiento de viajar en estos días, por la ciudad, como su tuviera el sol en la nuca.

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  3. Así es Jota breves y bonitas vacaciones, ojalá puedas irte también unos días porque la ciudad con este calor es bastante complicada.
    Gracias CANELA, totalmente, todo un sufrimiento, Buenos Aires está muy tropical.

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