Van y vienen. Muchos charlan, la caminata se presta para discutir la clase, el próximo parcial o la salida del sábado.
Pero de vez en cuando alguno alza la mirada y los ve, deshojados. Otros, en cambio, con los ojos perdidos, los descubren ahí, entre restos de cigarrillos, basura y mugre, al borde del cordón, distintos, colándose en el agua.
