Viernes, lluvia en Buenos Aires. Victoria sale del consultorio del homeópata sobre avenida Juan Bautista Alberdi. Un río corre sobre la vereda, algunos se bajan del colectivo y corren descalzos mientras la ropa se les adhiere al cuerpo.
Victoria espera hasta que finalmente deja de llover y la avenida se desagota.
Sube al colectivo 1 rumbo a zona oeste. Cuando pide el boleto observa al colectivero, lo nota muy joven, es la primera vez que lo ve.
Se sienta y a medida que avanza por Rivadavia observa la gente amontonada en las veredas, algunos miran la boca del subte y otros esperan en la parada del colectivo. Rivadavia no tiene tanta densidad poblacional así que prende la radio: Luego de la lluvia varias zonas quedaron anegadas. No hay subtes y la ex línea de trenes Sarmiento se encuentra interrumpida.
El colectivo para en Flores, se detiene durante media hora en la que no cesa de subir gente hasta que, indignado, un pasajero grita: -Arriba en el techo hay más lugar-.
El colectivero cierra finalmente la puerta y retoma la marcha.
Llegando a Liniers el tráfico por Rivadavia se detiene por completo entonces el colectivo dobla hacia la izquierda y avanza sin problemas hasta que se detiene abruptamente. Pasan los minutos y los pasajeros comienzan a impacientarse. Una chica que estaba parada se sienta en el piso. Una mujer habla con su amiga:
Victoria espera hasta que finalmente deja de llover y la avenida se desagota.
Sube al colectivo 1 rumbo a zona oeste. Cuando pide el boleto observa al colectivero, lo nota muy joven, es la primera vez que lo ve.
Se sienta y a medida que avanza por Rivadavia observa la gente amontonada en las veredas, algunos miran la boca del subte y otros esperan en la parada del colectivo. Rivadavia no tiene tanta densidad poblacional así que prende la radio: Luego de la lluvia varias zonas quedaron anegadas. No hay subtes y la ex línea de trenes Sarmiento se encuentra interrumpida.
El colectivo para en Flores, se detiene durante media hora en la que no cesa de subir gente hasta que, indignado, un pasajero grita: -Arriba en el techo hay más lugar-.
El colectivero cierra finalmente la puerta y retoma la marcha.
Llegando a Liniers el tráfico por Rivadavia se detiene por completo entonces el colectivo dobla hacia la izquierda y avanza sin problemas hasta que se detiene abruptamente. Pasan los minutos y los pasajeros comienzan a impacientarse. Una chica que estaba parada se sienta en el piso. Una mujer habla con su amiga:
-Me bajo, me bajo, no aguanto más, me bajo-
-¿A dónde vas a ir? ¿a dónde? Estamos lejos, quedáte tranquila-
-¿A dónde vas a ir? ¿a dónde? Estamos lejos, quedáte tranquila-
Victoria le manda un SMS a una amiga avisándole los inconvenientes en los medios de transporte y recibe una respuesta: Acá el subte empezó a andar y anuncia la combinación de subtes en inglés. Esto es cualq cosa, jajajaja
Un pasajero se acerca al colectivero y comienza a darle indicaciones.
De atrás le gritan:
-Flaco volvé a Primera Junta y empezá de nuevo-
Un señor dice disminuyendo el tono de voz:
-Este pibe llamó en el medio de recorrido para ver dónde agarraba no entiende nada, nada-
Aparece la avenida General Paz y una mujer explica:
-Ahora sí, me parece que va a agarrar la Díaz Vélez-
Un pasajero se acerca al colectivero y comienza a darle indicaciones.
De atrás le gritan:
-Flaco volvé a Primera Junta y empezá de nuevo-
Un señor dice disminuyendo el tono de voz:
-Este pibe llamó en el medio de recorrido para ver dónde agarraba no entiende nada, nada-
Aparece la avenida General Paz y una mujer explica:
-Ahora sí, me parece que va a agarrar la Díaz Vélez-
Una voz masculina vuelve a dirigirse al chofer:
-¿Quién te indica, Zulma Lobato?-
Risas.
Risas.
¿Llegarán a destino estos pasajeros o permanecerán allí adentro eternamente? Quizás algún día alguien les invente su propia serie…
en versión urbana, tu relato me sonó a la autopista del sur, de cortázar. la misma sensación.
ResponderEliminarcomo siempre: buena foto!!!
Me encanta la sensación que transmite el relato. Cuando todo se desestructura por una lluvia soberbia, y queda patas para arriba, todos mojados, con calles hechas ríos, con gente llegando tarde a donde sea que vaya, en esos momentos siento una energía extra, algo animal.
ResponderEliminarMe encantó! Recuerdo ese día y fue un quilombo! Creo que tomé el mismo subte que tu amiga. También hubo una comparación del subte con una botella. "La botella se tiene que vaciar antes de poder rellenarla ... permitan bajar primero por favor" Jajajajaja. Yo agradecida a ese chofer de subte que me alegró el que de otra manera hubiera sido insufrible viaje.
ResponderEliminarAgustín: Si si, tenés razón, pero esta autopista... ¡es del conurbano bonaerense! jejeje
ResponderEliminarMuchas gracias S.A.L y sí, todo se desestructura, los ánimos se alteran y a mí también me tocó el momento humorístico.
¡Veroooo! gracias por el comentario (para los lectores, ella es la del SMS.
Uhhh che, quería crear mi pequeña historia y hacerme pasar por otra persona ;). Me deschavaste!! Jajaja.
ResponderEliminarMuy identificada. Ese día fue terrible. Estaba volviendo en el tren y nunca salió.Los subtes de golpe quedaron varados. Los colectivos, llenisimo. Me mató lo de Zulma Lobato...jjajaaja
ResponderEliminarTodos eran muy creativos en ese colectivo!!!
Besos!!
Muy interesante. Hay misterio a bordo de ese omnibus, y también en las veredas. Ahora sabemos (¿sabemos?) dónde va la gente cuando llueve.
ResponderEliminarCoincido en el recuerdo con Agustín, pero le agrego también la oscuridad de "Omnibus", de Bestiario.
Gracias por el texto.
PD: de un incorregible corrector, hay un "sobe" al principio que debió ser "sobre".
Jota: Totalmente, me tocaron pasajeros con mucha onda y prefiero el buen humor a la agresividad.
ResponderEliminarBoris: jejeje no puedo evitar la musicalidad de su frase y si, puede ser lo que dice del cuento.
Gracias por su comentario.
Me hizo reir, quizas de la desesperacion y de que sigue lloviendo desde todos lados...
ResponderEliminarcomo siempre, gracias por tus textos :D
Sigue lloviendo el viernes, sigue lloviendo el domingo... Al ritmo del "no pare, sigue sigue".
ResponderEliminarSaludos
Mi hermana tiene una anécdota parecida pero con la 57 de Alvarez hasta Plaza Italia, lo que no le dijeron al chofer, a la madre y a la tía... era un pibito enviado por el mismísimo demonio, pero bueno, estaba aprendiendo y no sabía manejar
ResponderEliminarAmiga: jeje ¡encima no sabía manejar! y largo viaje ¿cuánto tardaría normalmente en llegar?
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